Originada a principios del siglo diez después de Cristo, Aiur Nagarë no se llamaba de aquellas así, pero su nombre original se ha perdido en las sombras del tiempo. Buscaban traer a la Iluminación definitiva al mundo, al ser humano perfecto, de la única manera que sabían: cruzando gente y escogiendo a los mejores, para cruzarlos de nuevo con otros de los mejores, y así sucesivamente. Era un proceso extremadamente complicado y lento, basado tanto en las leyes de la matemática, como en la alquimia y magia.

Sin embargo, su búsqueda del ser perfecto, y su extraño proceso (que realmente parecía que creaba un ser humano ligeramente mejor que los anteriores) les hizo ganar poder dentro de la orden y, con ello, enemigos. Los Starseekers eran los líderes de los Illuminati por aquel entonces, antes de las quemas de la Inquisición, y el poder de sus brujos y su conocimiento era grande. Es obvio que de aquellas no había magia, pero los Illuminati sabían que sus conjuros y alquimia volverían a funcionar algún día, y que los secretos de esa secta eran los más oscuros de la orden.

Los Starseekers, de aquella llamados el Concilio de las Estrellas, arrinconaron a Aiur Nagarë contra una pared, buscando destruirlos, pero no previeron una posibilidad: Aiur Nagarë abandonó los Illuminati en el siglo doce, iniciando un camino por si solos en las tierras del norte de Irlanda, lejos del poder de los Illuminati en Italia. Escondidos lo mejor que pudieron, continuaron con sus proyectos de cruzamientos, que lentamente daba sus frutos.

Con la llegada de los tiempos modernos, cada vez había menos gente apta para los entrecruzamiento, pues las posibilidades genéticas de mejor calidad eran cada vez más escasas, y Aiur Nagarë se vio forzado a buscar respaldo económico en otras fuentes, como fue Saeder-Krupp. Con su nueva inyección monetaria fueron capaces de completar su laboratorio secreto en el norte de Irlanda, y comenzaron la que opinaban que sería la fase final del proceso. Nagarë, el portador de la luz, como decían los elfos de la isla, estaba llegando.

Cruzaron a dos personas perfectas y hubo dos nacimientos. Los miembros de la secta estaban encantados, pues los dos niños (un chico y una chica) demostraron ser perfectos en su combinación: sus capacidades mágicas eran enormes, su capacidad de aprendizaje desmedida, sus habilidades con tecnología sin parangón. Habían tenido éxito. El trágico desenlace se produjo cuando ambos niños alcanzaron la pubertad, y sus hormonas desestabilizaron el delicado equilibrio de sus mentes, arrojando a ambos a la locura. Destruyeron a ambos niños y sus padres para borrar todo rastro.

Desalentados, continuaron el estudio y produjeron un nuevo cruzamiento. Todo había sido calculado al milímetro, y el éxito estaba asegurado. Se produjeron de nuevo dos nacimientos, pero el fallo era dramático. Ambos niños (otro chico y otra chica) eran tanto mundanos como normales. No había ningún super-hombre dentro. Eliminaron a los padres, pero, cuando fueron a buscarlos, ambos niños habían desaparecido.

Finalmente, buscaron a la última pareja que cumplía los requisitos necesarios y, con el conocimiento que tenían, se las arreglaron para cruzarlos bajo la luna en la casa de Marte. Era el momento. Y nació un único niño, mucho más especial que cualquiera de los otros anteriores. No sólo sus capacidades mentales, físicas y mágicas eran desmedidas, sino que su crecimiento era tan rápido que casi daba miedo. Parecía querer abandonar su niñez tan rápido como pudiera, como si fuera una jaula que lo aprisionara. Había nacido Nagarë, el verdadero.

Nadie sabe lo que pasó la noche en que el muchacho tenía un año y tres meses (aunque su apariencia física fuera la de uno de diecinueve). Lo estaban observando en su sala de confinamiento, mientras el muchacho descifraba un complejo puzzle, cuando unos disparos los sacaron de su estudio. Un grupo de asalto había irrumpido en las instalaciones. A lo largo de la siguiente media hora, dos grupos más entraron, y se enfrentaron tanto a la seguridad como al primero y entre ellos. Las instalaciones se convirtieron en un infierno, un campo de batalla cubierto de sangre y muerte. Cuando el humo se asentó, Nagarë había desaparecido.

Aiur Nagarë hoy día:
Hoy día, la sociedad no está quieta. Quieren lo que les han robado. Saben que los grupos de asalto no fueron capaces de llevarse al niño, saben que fue un mago relacionado con un tecnomante llamado Sepherim, supuestamente muerto. Pero saben que el  tecnomante no trabajaba sólo, y que hay que buscar a los responsables para descubrir todo lo posible. También saben que los grupos de asalto tenían información de dentro, y que quizás sean los que una vez consideraron compañeros.

Demasiada gente sabe demasiado, y no pueden confiar en nadie. Pero no son guerreros, por lo que necesitan ayuda de las sombras en su trabajo. Y el tiempo apremia, llevan demasiado tiempo sin observar al nacido, y quizás (si ha seguido madurando a la misma velocidad) ya haya alcanzado la treintena de años físicos aunque cuente con poco más de dos en realidad.

Secretos:
Aiur Nagarë no cuenta con tantos secretos entre los suyos como su padre, los Illuminati. Son un grupo de estudiosos oscurantistas, pero demasiado centrados en sus estudios como para tener el conocimiento que les correspondería. Además, la mayoría de la gente desecharía lo que saben por patrañas, superstición y estupidez. Al fin y al cabo, ¿qué tienen que ver matemáticas, alquimia, genética y magia?

Sin embargo, tienen un profundo conocimiento del genoma, y su funcionamiento. Esto les ha permitido mejorar a sus escasos hombres de campo de un modo poco humano, creando cosas similares al bioware, pero presente en estos desde su nacimiento. Muchas corporaciones pagarían mucho (o matarían) por los conocimientos que se atesoran en las bases de datos de la sede secreta del grupo.

Modus Operandi:
Los miembros de Aiur Nagarë son estudiosos más que nada, reclutados de entre los científicos genéticos más brillantes del mundo y los magos y matemáticos más privilegiados. Como científicos que se consideran, les gusta observar, estudiar, medir, opinar, teorizar y luego actuar. Esto los convierte en un grupo que tarda mucho en moverse, pero la información que tienen cuando lo hacen consigue que raramente se equivoquen o cometan errores. Sin embargo, requieren de operativos externos para sus misiones, pues la mayoría de sus agentes propios murieron en el combate y ahora sólo son destacados a la protección de las instalaciones secretas.

Tecnología y sede:
La mayoría de hospitales ni siquiera ha oído hablar de muchos de los aparatos que atesoran en sus estudios. No sólo tecnología usan, sin embargo, sino que también emplean códices y aparatos estrambóticos y mágicos heredados de sus comienzos en la edad media. La combinación de todo esto es tremenda, con un gran potencial, y un valor incalculable.

En cuanto a la sede, se localiza en el norte de Irlanda, oculta bajo tierra y con su entrada disimulada por la apariencia de una gran casa de campo. Esta está vallada y protegida día y noche, con las guardias reforzadas tras los ataques. Abajo, lo futurista y lo medieval se dan la mano para crear un espacio extraño y mágico, donde cualquier cosa puede ser posible.

Iconografía:
Como grupo heredero de los Illuminati, comparten con ellos muchas de sus imágenes, pero no todas. Se han ido volviendo más y más católicos con el paso del tiempo, y creen que han traído al Salvador al mundo. Esto ha distorsionado sus teorías originales, pero también su visión del catolicismo, poco compatible con sus conocimientos y maneras de operar. Además, consideran que la Creación ha sido puesta ahí para que ellos la manipulen y jueguen con ella, disponiendo a voluntad de lo que necesiten. Esto ha creado una faceta fuertemente autoritaria (algunos dirían que incluso neo-fascista) dentro de la orden, ya que se empiezan a ver como los amos del mundo, los que controlan quien se salvará y quien no.