La apariencia es algo básico en el Sexto Mundo. La gente se toma la apariencia de su personaje simplemente como su aspecto externo, pero también es su forma de hablar, de moverse, de colocarse y cualquier cosa por el estilo que se te ocurra. El Sexto Mundo es un lugar muy peligroso, como todos sabemos, y por ello es tan importante la apariencia.

La primera máxima al respecto es la famosa "las cosas nunca son lo que parecen". ¿Cuántas veces se nos ha complicado un run cuando parecía que iba a ser pan comido? ¿Cuántas veces resultó que el que parecía una mosquita muerta era el que verdaderamente manejaba todo? Apariencia.

En las calles, la apariencia también tiene otra función. Cuando en cualquier esquina te pueden meter un tiro que te deje seco al instante, la apariencia juega un papel fundamental. Si haces creer a los demás que serías capaz de darle a una mosca volando a medio kilómetro, ¡es evidente que nadie va a molestarse en comprobar si puedes atinarle a una cabeza a diez metros!2 

Por eso es tan importante la apariencia. Hacer creer que siempre estás en control de la situación, que estás por encima de los demás y que en cualquier momento puedes salirte con la tuya. 

Sin embargo, la apariencia tiene algo negativo en contra. Habrá gente, sobretodo cerca tuya, que habrá oído hablar de tu reputación y quieran ponerla a prueba. Quizás quieran ascender en la jerarquía de una banda demostrando ser muy duros, quizás sólo busquen un reto... nunca se sabe. Sin embargo, tu apariencia podrá hacer que vengan a por ti.

Por eso, a menudo la mejor apariencia (y, sobre todo, la más segura) no es la del asesino despiadado capaz de eliminar a quien sea. La apariencia más útil, como ha sido siempre y siempre será, es la del astuto e inteligente. Quizás no sea capaz de saltarte la cabeza a ciento cincuenta metros con un dardo, pero tiene cientos trucos imprevisibles e inesperados que siempre lo salvan de los problemas. ¿Te la vas a jugar con alguien que tiene un arma contra la que no te puedes preparar de antemano? Todos planeamos nuestras acciones antes de llevarlas a la práctica (si no lo haces, puedes dejar de leer todo el nodo, porque ya estás muerto) y siempre nos anticipamos a los movimientos del enemigo lo mejor que podemos. Por eso no nos metemos con alguien que no sabemos con qué va a defenderse, pero que siempre se sale con la suya.

Otro tanto pasa con aquellos que tienen capacidades que no conocemos o entendemos. Nadie se mete con los magos, ¿por qué? Pues porque son magos. Nadie sabe qué son realmente capaces de hacer, ni con qué te van a salir. Elementales, espíritus, hechizos, danzas... las posibilidades se nos escapan a la mayoría, pero sabemos que todas son letales si lo necesitan. Eso no sólo pasa con los magos. Suele pasar con cualquiera cuyas capacidades están ocultas. Los tecnomantes contamos a menudo con algo de esa protección, porque en un mundo dominado por ordenadores, la gente suele creer que eres capaz de hacer lo que quieras con cualquier minucia. O los ciberpilotos también. 

Otra apariencia a tener en cuenta es la apariencia llamativa. Ir por la calle vestido de Papa Noel hará que los pandilleros tengan ganas de darte unas hostias por matao, pero si se las das tú a ellos, tu fama se esparcirá mucho más rápido. Es más fácil decir que el Papa Noel es un tipo duro que no que lo es el de la gabardina, porque muchos llevamos una. Es evidente que no hay que irse a ese extremo. Pero hay que estar muy seguro antes de usar ese arma, pues ambos filos son muy afilados.

Por eso, la próxima vez que salgas a la calle, fíjate en tu apariencia y moléstate en trabajártela de manera que sea más segura. Quizás una demostración de fuerza te haya servido hasta ahora, pero recuerda que siempre hay alguien mejor que tú, con los implantes más modernos y mejor armamento. Por eso, piensa antes de actuar y sorprende a tus enemigos. Una vez que lo hayas hecho, verás como se lo piensan mucho más antes de si quiera intentar acercarse.