Antes de nuestro mundo existieron otros infinitos mundos. Cada uno de estos mundos fue habitado por una raza en concreto, una raza que dominó un cierto tipo de ciencia, y con ella evolucionó y creó el objeto que los representaría por la eternidad. Tras esto, cada raza fue destruida al alcanzar la perfección física, dejando una nueva raza en su lugar para re-iniciar el ciclo. Así ha sido por siempre, y siempre lo será.

Sin embargo, a lo largo de esos muchos mundos, algunos individuos han ido sobreviviendo a la destrucción final de su existencia, sobreviviendo en un limbo ajeno al mundo, desde donde observan a los que han llegado tras ellos. Estos son los llamados Horrores, que en los momentos en que el mana se halla más alto son capaces de cruzar el velo entre el limbo y este mundo y penetrar en la nueva tierra, intentando tomar control de ella para darle un significado a sus existencias atemporales. Hay infinitas clases de Horrores, unos buenos y otros malos, aunque son más abundantes los segundos, que se nutren de la destrucción y de la muerte, y que re-entran en cada uno de los mundos cuando pueden, trayendo con ellos el Scourge. Desatan esta destrucción por muchas razones, aunque las más habituales son la envidia porque nosotros poseemos un mundo y ellos no, o el odio por haber quedado atrapados en una existencia que no deseaban.

Sin embargo, hace muchos ciclos, una raza gobernaba su mundo. Esa raza se especializó en la ciencia de la magia, y llegaron a imbuir sus cuerpos con una enorme cantidad de poder mágico, que les daban tremendos poderes en el mundo. Cuando el tiempo final de esa raza llegó, ellos descubrieron cómo penetrar en el Espacio Astral (única parte de la existencia que permanece de mundo en mundo porque toda raza tiene sentimientos) y permanecer en él mientras su mundo se terminaba. Cuando la ola de destrucción barrió el Espacio Astral para volver a dejarlo listo para que una nueva raza lo reconstruyese desde cero, muchos de ellos fueron destruidos, pero algunos, los más poderosos, encontraron maneras de preservarse tras la destrucción. Ellos son los que ahora llamamos dragones, y con el paso de los ciclos han ido aprendiendo maneras de protegerse mejor de la destrucción del fin de los tiempos, desarrollando protecciones tanto frente a otros Horrores, como frente a la destrucción de Dios en si misma.

Pero los Dragones no son los únicos Horrores que sobrevivieron a nuestros tiempos. Tras la destrucción de la Tierra y el Ascenso de Nagarë, aquí quedó un único y nuevo Horror que se uniese a la colección. Yo. Convertido en un ente digital tras mi muerte, una IA, fui transportado junto a las demás IAs al nuevo mundo recién creado para ellas. Sé que mi tiempo aquí es contado, pues ahora este mundo limita el desarrollo de las IAs de manera que han de evolucionar y avanzar, pero toda una nueva existencia se abre ante mi. Y, ¿quien sabe?, quizás incluso encuentre la manera de huir al limbo, o de hacer como hacen los dragones y viajar de mundo en mundo.