Bien, el tema es espinoso y peliagudo, y me parece que habrá que recurrir a algo de metafísica. Bueno, la reserva viene a ser como un contador con la capacidad para "concentrarse" (a falta de alguna palabra más apropiada) para realizar mejor cualquier cosa. 

Sin embargo, hay que tener en cuenta las distintas funciones de la reserva. 

Primero está la función de dar dados a la hora de un ataque. Bien, el personaje se concentra, coloca su objetivo especialmente encuadrado (¡joder, ni que fuera a disparar un misil!) y dispara. Esa bala, y sólo esa, va más acertada que las demás, no creo que requiera más comentarios. 

Sin embargo, es a la hora de defenderse cuando la reserva se vuelve un poco más complicada.

Se supone que no porque un personaje se pare a pensar más va a lograr detener las balas, y la reserva depende de la rapidez y la inteligencia. Hmmm. Ya sé, la reserva representa la capacidad de un personaje para evitar ser alcanzado en los puntos más vitales. Como se supone que hace la "vida" en otros juegos, como AD&D.

Así pues, es necesario hacer un par de concreciones con ella. Si se supone que es una especie de esquiva, lo primero que hace falta es espacio para realizarla, por ello, yo no dejo a mis pjs utilizar la reserva de combate en lugares o situaciones inapropiados.

Así pues, cuando un personaje cuelga de una cuerda (como me ocurrió a mi en uno de mis trabajos) no puede ponerse a mover para hacerle el blanco más difícil al que dispara. Tampoco alguien en un pasillo estrecho puede hacerlo, como unos conductos del aire, por ejemplo. Y así con multitud de situaciones. Piensa si sería pausible esquivar en el lugar donde están, y punto. Y así con todo. 

De esta manera, los personajes caerán en la cuenta de lo difícil que es luchar en túneles, donde lo que importa es el pillar al otro desprevenido, no tener una reserva cien veces mayor.