Jason Rogers nació en San Francisco el 17 de Abril del 2023 en una familia más o menos acomodada, y tuvo una infancia feliz. Le gustaban mucho las pelis de soldados y ese tipo de cosas, de manera que se enroló en el ejército.

 

Pronto entró en las fuerzas especiales, y tras un duro periodo de entrenamiento, lo destacaron al norte de África, a luchar en las Deseart Wars. Tuvo una actuación bastante bien reconocida y fue ascendido a líder de su unidad.

 

Sin embargo, fue sacrificada. Su unidad fue enviada a emboscar un convoy de armas en unas montañas en las cercanías de Túnez. Ellos no tenían ni idea de que eran un simple señuelo. Cuando dió la orden del comienzo de la emboscada y sus hombres se asomaron, fueron respondidos con fuego pesado, y un gran número de enemigos descendieron de los camiones para acabar con ellos. Esto era lo que el mando quería. Con el enemigo fuera de los camiones, un segundo equipo llegó y los barrió, pillándolos fuera de cobertura.

 

Pero ya era tarde para Rogers y los suyos. Tras estar sometidos a fuego durante un buen rato e incapaces de resistir, sólo quedaron cinco de ellos, y en manos del enemigo. Este los envió a una base suya que tenían cerca, como prisioneros, y los introdujeron en calabozos.

 

Los torturaron durante mucho tiempo, usando drogas y las técnicas más sofisticadas, pero ni él, ni sus compañeros sabían nada. Dos de sus compañeros ya habían muerto cuando se produjo el cambio, pues Jason desconocía su herencia. Él era hijo de una estirpe de magos de la Edad Media, que había tratado con demonios y habían sido capaces de aprender a invocarlos sin necesidad de rituales. Y, drogado y sedado, eso fue lo que hizo el soldado, sin saberlo.

 

Nunca llegó a ver a Uriel (salvo, posteriormente, en sueños, en los cuales le pedía que lo llamase para poder ayudarlo, presentándose como una bella mujer), pero su liberación fue obra suya. Las casualidades se unieron para que él y los dos soldados que quedaban lograsen escapar y corriesen hacia las vallas para escapar, mientras una fuga en la base hacía que detonara uno de los barracones de armamento. Los estaban cosiendo y alcanzando, y Eddie, uno de sus compañeros, nunca llegó a trepar la valla.

 

Jason y Smitty, su otro compañero, si lo lograron, y huyeron entre los delirios de las drogas que corrían por sus venas. Lograron esconderse y pasar desapercibidos hasta que los efectos pasaron, y entonces caminaron hacia el norte. Tuvieron suerte y encontraron un pequeño aeródromo ilegal del que robaron un avión y los documentos y dinero del dueño, y con ello lograron alcanzar Túnez, donde compraron un billete de avión hasta San Francisco.

 

Nunca se llegó a presentar a su familia en la ciudad, salvo a Peter, uno de sus hermanos. Él le dio dinero y se las arregló para conseguirle una identidad falsa que le duraría lo suficiente como para llegar a cualquier ciudad y poco más.

 

Smitty y él sabían que la única cosa que podían hacer era luchar, y la ciudad donde más posibilidades de trabajar tenían era, sin duda, en Seattle. Así que pillaron el tren hasta nuestra plex donde Smitty conocía a Nailer, y así fue como llegó a trabajar conmigo, bajo el apodo de Stalker.

 

El primer trabajo que hicimos fue rescatar a una señora desaparecida, que había quedado en manos de una secta, como descubrimos durante el transcurso de nuestras pesquisas. Ese trabajo fue una carnicería, pero todo salió bien.

 

Stalker (pues ese fue su nombre de shadowrunner) había desarrollado una necesidad desesperada por sexo como resultado de las drogas a las que había sido sometido, y su ninfomanía le llevó a establecer una relación de amistad con Easy Jenny, una puta de la ciudad, de la que era cliente habitual.

Trabajamos juntos en numerosas ocasiones, y he de admitir que he llegado a apreciar su forma de ser, bruta y decidida, aunque no estúpida. Su último trabajo fue en el trágico asalto a una excavación de Aztechnology en Oriente Medio. En ese trabajo estábamos todo el equipo, pero el plan que hicieron para asaltarla fue nefasto.

 

Stalker estaba en el jeep de Freedrive y su misión era entrar y obtener el collar mientras los demás lo cubrían. Él logró entrar con Engel poco después, a través de una valla lateral, tras la muerte de Punisher, el primero en caer. Stalker subió a la torreta más cercana para dar fuego pesado de cobertura a sus compañeros, mientras Engel entraba en un almacén para ir avanzando. Mientras tanto, fuera, los demás fueron cayendo poco a poco. Esto llevó a que Engel se acojonase y cogiese las ropas del enemigo en el almacén, tirase su radio y volviese a salir por donde había entrado. La mala suerte quiso que Stalker lo vise, y abrió fuego con la ametralladora contra él: un enemigo que salía a por él desde el almacén. Mientras más tropas de Aztech llegaban en helicóptero, todos los demás fueron muriendo y Stalker quedó el último. Huyó como pudo al desierto y se escondió bajo la arena como pudo.

 

Lamentablemente, no se escondió lo suficientemente bien, y unas sondas de la corporación dieron buena cuenta de él. Stalker ya no está en el mundo de los vivos.